El movimiento de las mujeres colombianas por sus derechos civiles y políticos en el siglo 20 y Ofelia Uribe de Acosta
Anabel Torres
Fue en Tunja donde Ofelia preparó el terreno para la que sería su obra editorial más vital. En 1944 fundó y dirigió la revista Agitación Femenina, que mantuvo hasta 1946. Reunió a 10 mujeres como socias fundadoras, pero ella era la editora y redactora principal. En 1946, Ofelia apoyaba la candidatura de Jorge Eliécer Gaitán a la Presidencia, y era tesorera de su campaña en Tunja. Una vez recibió al candidato, se vio forzada a abandonar el pueblo. La presión era intolerable: los conservadores la atacaban, y la curia estaba furiosa desde que había matriculado en el bachillerato masculino a su hija Emilia, que quería estudiar derecho en la Javeriana, y a una prima suya. Las dos querían cursar sexto, y en Tunja no había bachillerato para mujeres en aquel entonces. La iglesia, que nunca la había atacado, se escandalizó. A Ofelia y a su marido los citaron desde el Ministerio de Educación en Bogotá, rogándoles que sacaran del colegio a las jóvenes. El matrimonio respondió que como era el segundo gobierno liberal de López Pumarejo, le correspondía al ministerio solucionar el problema. Ellos no retirarían a las niñas. Así nació el bachillerato femenino en Tunja.
Durante más de 40 años, Ofelia Uribe batalló por influir sobre la escena política nacional. Estaba convencida de que, si las mujeres feministas no alcanzábamos posiciones clave dentro de los partidos existentes, ocupando por consiguiente cargos públicos de envergadura, no cambiaría la situación social, política y económica del país. Estaba decepcionada de lo poco que las mujeres habían hecho como sujetas activas de derecho. Su último intento de formar un partido nacional de mujeres hacia 1964, sucumbió ante el éxito modesto que fueron adquiriendo las precandidatas: tan pronto comenzaron a ‘sonar’, sus compañeras fueron coaptadas por los políticos tradicionales liberales, a cambio de renegar de Ofelia. Ella solía recordar que por ese motivo, y a su debate ante el Senado, ratificando que Rojas Pinilla otorgó el voto a las mujeres y no el partido liberal, como éste afirmaba, “le pasaron la aplanadora por encima y la dejaron como una estampilla”.
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