La “Barranca” de 1927, con las precarias viviendas urbanas de la periferia, de vara parada y techo de paja, con cercos de madera rolliza y viviendas contiguas en muros de bahareque relleno, unos muros a la vista y los otros repellados con boñiga encalada, con techos de paja y zinc. Y en las calles una gama de casas que combinaban las formas más tradicionales de origen rural con las nuevas de madera y zinc, además de diferentes hibridaciones entre vermiculares y una arquitectura en madera que retoma la idea de las casas de campamento y se convierten en una arquitectura popular urbana; además están esas esquinas modernas de ladrillo y cemento. Una modernidad material, técnica, constructiva y arquitectónica, que de Barranquilla, luego de navegar el canal del Dique, siguió río arriba por Guamal, El Banco y Tamalameque hasta llegar a Barranca, después de dejar en el otro brazo del río a Mompox, entre el sopor, sus aires señoriales y sus formas coloniales.
Entre las panorámicas de la ciudad, las fachadas urbanas y su arquitectura, las calles como escenario de los conflictos, Floro Piedrahita mostró la ciudad del petróleo y su transformación, una ciudad de enclave y extractivista que muchos quisieron presentar como “pintoresca” e ideal de progreso. Pero esta mirada desde los obreros y su mundo cotidiano y de luchas nos mostró que no era tan ideal.
Luis Fernando González Escobar
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Barrancabermeja, 1925.
La traza urbana es ya importante en los inicios del nuevo municipio. Se aprecian avisos como “El Taller del Dollar” (sic) y el “Restaurante Lucione”. Al fondo a la derecha, en la Plaza 11 de Noviembre, se erige la iglesia San Luis Beltrán y a su lado el Bazar Francés con techo pajizo. Se trata de una foto aérea. Es probable que Floro esté ubicado en una de las avionetas de Scadta.
Barrancabermeja, c. 1931.
La ciudad tiene una nueva transformación: las edificaciones anteriores en barro y paja han dado paso al cemento y al hierro que, hacia los inicios de la década de 1930, solidificaron los espacios privados y públicos. El Bazar Francés fue reemplazado por la Farmacia Santander y pasó del costado oriental al costado sur. En el mismo edificio se anuncia que se habla inglés, se venden artículos para mujeres y hombres, y se repara y se lava ropa en seco.