Es necesaria una mirada que sitúe las imágenes más allá de un agregado y de una decoración periodística para embellecer revistas y periódicos. Las imágenes son relatos y narrativas, son lenguaje y producen sentido, testimonian, documentan y además encantan y hechizan, emocionan y permiten pensar mejor, crean mitos y leyendas, producen hipótesis y fundamentan tesis, pero también interpelan, crean dudas y activan preguntas. Las imágenes son archivos históricos, lugares de memoria y herramientas ideológicas y políticas, no son inofensivas ni neutrales, toman partido, enseñan y adoctrinan, aunque en ellas se encuentren ángeles y arcángeles.
Así como los dirigentes empresariales y los gobernantes se han servido de textos y de imágenes para legitimar sus propuestas de orden social, los ciudadanos rebeldes, que han luchado por la adquisición de derechos laborales, han logrado configurar una protesta impresa, visual y gestual con la cual han aprendido a resistir y a transformar ese orden social. Esa forma de protestar formó parte del repertorio de contención de los movimientos sociales obreros en las huelgas generales de trabajadores en Barrancabermeja contra la Tropical Oil Company, en 1924 y 1927, cuando fueron fotografiados por la lente y la mirada de Floro Piedrahita Callejas. Estas formas de protestar, denunciar, visibilizar y construir acciones colectivas con imágenes fue una estrategia para enfrentar el capitalismo racial y católico que también hizo uso de la modernización experimentada en la imprenta, las imágenes y los gestos como medios de la política.
Los rostros de líderes sociales y sindicales, los gestos de obreros y pobladores protestando en las calles de Barranca y las acciones políticas de reivindicación, concertación y negociación son símbolos mundializados de las luchas del obrerismo intercontinental. Esos símbolos conectan historias, pueblos, ciudades y grupos sociales. También permiten entender mejor por qué hoy tenemos derechos laborales, un hilo conductor que no puede invisibilizarse en medio de las certezas que con frecuencia crean la sensación de un presente que “siempre ha sido así”.
Juan Camilo Escobar Villegas y Adolfo León Maya Salazar
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Barrancabermeja, diciembre de 1926.
El vuelo de María Cano. Este negativo desapareció en una oportunidad que se prestaron los negativos para favorecer un artículo de la revista Número, en su segundo número en noviembre de 1993. Desgraciadamente uno de los negativos más apreciados fue extraído. A modo de compensación, se volvió a realizar un negativo usando el registro que se había logrado ampliar antes del suceso; una pérdida irreparable. Destaca el encuadre, pues Floro estaba en calidad de pueblo escuchando el discurso.
Barrancabermeja, diciembre de 1927.
La foto fue tomada desde una parte alta, quizás desde un balcón en el cual hay un líder que habla a los obreros, quienes atienden con atención bajo la canícula solar. Floro claramente prefiere la foto de los obreros a la del líder.
Barrancabermeja, enero de 1927.
Muchos trabajadores van con sus camisas abotonadas hasta el cuello, lo que les da más elegancia. El abanderado enarbola no solo una bandera, también porta un símbolo de lucha política: los tres ochos. Al fondo, en la última fila contra el cerco, es posible encontrar la presencia de capataces o trabajadores que no están en el desfile.
Barrancabermeja, enero de 1927.
Floro se ubica a la espalda de los policías y escucha la voz del jefe. Su texto es una denuncia del atropello que el Estado colombiano comete contra sus camaradas.
Barrancabermeja, diciembre de 1927.
La joven Flor del Trabajo baja las escaleras de la embarcación que Floro y otros camaradas habían preparado para llevarla de Puerto Berrío hasta Puerto Wilches. En el viaje hace paradas en algunos lugares intermedios, entre ellos Barrancabermeja, como se aprecia en la foto que narra la entrega de una medalla de oro a María Cano.
Barrancabermeja, 20 de enero de 1927.
Memorable foto de la marcha y su premonitorio texto, pues esa noche la policía disparó en el Café Chino en contra de los obreros y mató a varios. El hombre que camina hacia la cámara, quizás un capataz de la Troco o el mismo jefe de la policía, está señalado con una cruz como parte del texto. El punto de vista de Floro en el lado opuesto le da más dramatismo al evento.
Barrancabermeja, 6 de enero de 1927.
Elegancia y pulcritud de los jóvenes delegados. En el centro Isaac Gutiérrez, autor de la crónica cuando fue conducido preso con Floro y otros tres compañeros a la penitenciaría de Tunja.
Barrancabermeja, enero de 1927.
Fotografía muy interesante. Relaciona en los avisos la existencia de la “imprenta eléctrica de Vanguardia Obrera”, el periódico fundado por Raúl Eduardo Mahecha, y la oficina del mismo Mahecha en la que ofrece sus servicios jurídicos: “RE. Mahecha C. Abogado”. En el otro costado hay un efecto de sobreexposición en la cual posa con un gesto desafiante el que parece un dirigente de la Troco. La palabra “Dirección” en el título de la foto puede hacer referencia a la dirección de la Troco o a la dirección de Vanguardia Obrera.
Barrancabermeja, enero de 1927.
Esta es una de las fotos más memorables de la huelga de 1927. Su encuadre y la fuerza y decisión con la que van los huelguistas llevando su bandera, logran un conjunto de gran agitación social. Algunos niños acompañan la marcha. El texto original tenía un tercer renglón que fue borrado por Floro posteriormente. Lo borrado decía: “…violadas por la Tropical Oil Company”.
Barrancabermeja, probablemente enero de 1927.
Líderes de las luchas obreras y miembros del Partido Socialista Revolucionario. Sentado: Raúl Eduardo Mahecha; de pie de izquierda a derecha: Floro Piedrahita, Julio Buriticá y Ricardo Elías López. La hoz y el martillo es ahora un símbolo de libertad que garantiza ocho horas de trabajo, ocho de estudio y ocho de descanso.